martes, 20 de noviembre de 2012

"DEFINITIVAMENTE COMO CAMARERA, NO SOY LA MEJOR"

Los domingos, al cerrar el supermercado que se encuentra dentro del centro comercial donde tenemos la cafetería y no haber colegios, el ritmo de trabajo es tranquilo; por estos motivos. decidimos que fueran los domingos, el día de descanso de nuestros camareros. Esto implica, que trabajemos mi esposo, mi hija y yo.
Debo comentar, que al estar muy lejos a mi familia, llevo mi teléfono permanentemente en algún bolsillo de la ropa para sentir cuando suena pues siempre pienso que me pueden llamar en cualquier momento. Y los domingos, suelo llamar por teléfono a mi madre, sabiendo que puedo saludar al resto de la familia toda vez que ese dia de la semana, suelen reunirse en su casa (reuniones que por cierto, añoro con mucha fecuencia).
Dicho lo anterior, les pido que imaginen lo que sentí, cuando llamo por teléfono y me entero que mi madre, acababa de recibir cierta llamada súmamente especial, pues era un intento de extorción, exigiéndole un rescate por el secuestro de una de sus nietas. Buenooooo. mi madre casi se desploma. Por fortuna, no se salió con la suya el famoso extorcionador, pero entre que investigaban si su nieta estaba sana y a salvo, etc., transcurrieron unos minutos que le parecieron eternos (no es para menos). Cuando me contó todo esto mi madre, aunque me explicó que todos estaban perfectamente bien, al terminar la llamada, se me vinieron mil ochocientas veinte ideas que me llenaron de intranquilidad y me rondaban por mi cabecita loca.
Con todas estas sensaciones dedntro de mí, continué trabajando y al salir a la terraza para atender a tres matrimonios que vienen de otra ciudad sólo para desayunar las famosas porras que hace mi marido, pues los atiendo con singular alegria (excepto el día que les estoy contando); y con la intención de recomendarnos, trajeron a un matrimonio más, para que nos conocieran.
Se me hizo fácil, tomar nota sin escribir nada (toda vez que por lo general piden siempre lo mismo y ya no hace falta escribir), sin tomar en cuenta que la amiga nueva (yo creo que no había dormido bien), venía como con la espada desenvainada y con mala cara; revisándome de arriba a abajo, me pidió: Un café con la leche no muy caliente, pero tampoco fría, con espuma, pero sin crema. un zumo de naranja, bien colado, media tostada de pan sin dorar mucho porque no le gusta quemado, con el tomate por separado, porque no le gusta que se reblandezca el pan, y dos porras acompañadas con dos churros, para probar. Por supuesto que no se me grabó nada!!!! Y cuando salió mi hija a servir, la tostada llevaba el tomate, el café en vaso, largo de leche y con su crema de leche, muy bonito decorado con un corazón, NO le llevó el zumo (porque no cabía en la bandeja), y muy molesta la mujer, exclamó: Yo no pedí así mi desayuno!!!! Vaya camarera la que tomó la nota: Si no sabe, porqué la tienen contratada!!! Si yo fuera la dueña de este establecimiento, ya la hubiese despedido!!!!
Cuando me lo dijo mi hija, créanme que a pesar de todo lo que mi corazón estaba sufriendo en esos momentos, me salió una carcajada, que me hizo abandonar todos aquellos malos pensamientos y lejos de molestarme con la santa mujer, me puse a reir sin cesar, durante un buen rato. Y por supuesto, cuando dirigí la mirada hacia aquella mesa, pude ver que los otros señores que sí son nuestros clientes, también se estaban riendo a tal grado, que no podían ni tomar el café pues se sarandeaban de las carcajadas!!!!
Acto seguido, la señora se levantó y entró encaminándose hacia mí, para disculparse por el comentario que había hecho frente a mi hija. Por supuesto le dije que me disculpara si no le había servido como ella se merecía, pero excepcionalmente, ese día estaba distraída absorta en mis pensamientos, caminé con ella para acompañarla a su mesa y les conté lo que me acababa de suceder.
No se los conté tanto por disculparme, sino para darle a la señora, una lección acerca de la empatía. Así que con una sonrisa en mi rosteo, omé la palabra diciendo que normalmente, las personas no pedimos a los camareros. Más bien, les damos órdenes. Creyendo que tienen la obligación de cumplir nuestros caprichos, sin pensar por un instante, que humanamente, ellos pueden tener sus problemas personales, que involuntariamente interfieran en su trabajo; pero que siempre es más fácil juzgar, que comprender.
Por supuesto, me dieron la razón, y cuando me dí la clásica media vuelta que tanto me gusta, girando sobre mis tacones, me sentí más ancha que larga, habiendo dado tal lección a la muy ridícula y estirada mujer.

Hombre!! para mí también apliiqué la lección de que una cosa es preocuparme, y otra es distraerme; en especial, si me aclararon que el incidente de mi familia, no había pasado a mayores; por lo tanto, estaba perdiendo el tiempo imaginando tonterías. En especial, que si yo fuera empleada de esa señora, me quedó claro que ella, "ya me hibiese despedido"!!!!! jajajajaja

No hay comentarios:

Publicar un comentario