Les he comentado que tenemos tres años que abrimos nuesra cafetería; y curiosamente hoy que celebramos el dia de Los Muertos o Difuntos, he recordado a nuestros tres clientes que ya no están entre nosotros.
El famoso día de la apertura, recueradan todo lo que les conté en la anécdota del "Desastroso Primer Día"?
Bueno, pensándolo bien, no todo fué tan desastroso; pues ese día entró un señor con su hija, preguntándonos: podemos entrar? y al unísono contestamos: sí, claro! pasen por favor. y con una sonrisa, añadí: Son ustedes nuestros primeros clientes... recuerdo que pidieron "churritos" con chocolate y se despidieron deseándonos suerte. En verdad, se convirtieron en muy buenos clientes. Al cabo de un año aproximadamente, entró muy temprano su hija y pidió un café para tomar en la barra y churritos para llevar. Le pregunté por su papá, pues hacía días que no lo veía. Entristecida, me dijo que los churritos eran para él; que estaba en el hospital gravemente enfermo y su Médico le había dado permiso de comer lo que quisiera (de todas maneras, ya no se salvaría). Y saben lo que pidió: "churritos". Nunca más lo volvimos a ver, pero siempre le recordaremos.
Este, era un señor en una silla de ruedas. que conducía un joven colombiano. El señor tenía muy buen aspecto, muy amable, y muy buen apetito. pues a las once de la mañana se pedía cada uno, un bocadillo de jamón serrano, con queso y tomate y una cañita de cerveza. Luego se fumaba su puro, y el colombiano, un cigarrillo. charlábamos un poco y después se iban a la playa a pasear. El caso era que cuando quería ver con sus propios ojos los aperitivos que tenía en la barra, se levantaba perfectamente de la silla de ruedas y luego otra vez se sentaba. Un buen día, su yerno fue a desayunar con su esposa ( la hija de mi cliente); y nos comenta que a su suegro vive con ellos en su casa. y que le gusta mucho nuestro café. Entonces, le pregunto: pero...que tu suegro no es el señor fulanito? y me dice: Sí. y yo confundida le digo: no creo que hablemos de la misma persona; el señor que yo digo, sí viene en silla de ruedas, pero lo veo levantarse e incorporarse muy bien. y además, nunca toma café; siempre toma cerveza. NO ME DIGAS!!! y viene con un chico colombiano? dije sí, moviendo la cabeza. Entonces mirando a su esposa, dice: Y nos ha hecho hacer reformas en toda la casa porque no se puede poner en pie???? y dice que no bebe alcohol porque le realizan diálisis???? (Yo, comencé a buscar hormigas en el suelo!!! y pedía a la tierra que me tragara literalmente en esos momentos. Dios mío, que he dicho!!!). Total, que para encontrar una razón para que montaran esa pequeña farsa, le dije que nos pusiéramos en su lugar: seguramente había pactado con el joven colombiano, que si le guardaba el secreto, lo invitaba a desayunar y le aseguraba un empleo fácil de desempeñar. Creo que disuadí los ánimos del yerno de reñir con su suegro; logrando que lo dejaran creer al viejecito, que realmente le creían esa mentirilla sin importancia, hasta el último día de su vida, que por cierto, no tardó mucho en llegar. A veces pasa el colombiano a saludarnos y nos reimos mucho al recordar a ese señor que se las ingeniaba para que le pagaran a un joven que se convitió en su amigo, en lugar de pagar una residencia para mayores donde no sé si se hubiera divertido tanto.
Por último, Una señora que habiendo luchado por segunda ocasión con un cáncer, le ponía la mejor sonrisa a su marido y se arreglaba para verse muy bonita. Les gustaba mucho viajar y un día me comentó que venían de preguntar al médico, si le permitía hacer un crucero por el mediterráneo, porque cuando celebran las fiestas locales, hay tanto ruido, que preferían salir. y con ese pretexto, le gustaría conocer Montecarlo y otros lugares que me mencionó, muy bonitos. El Doctor, le dijo que en sus circunstancias, no era lo más recomendable. Y saben lo que me dijo que le contestó al Médico? Muy bien, no pasa nada Doctor. Lo dejaremos para el año próximo. A la santa mujer le estaban dando sesiones de quimioterapia, había sido enfermera y sabía la gravedad de su caso, había pasado por todo ese calvario anteriormente, y sin embargo, albergaba esperanzas. A las cuatro semanas de haberme contado esto, vino su esposo abatido pues había fallecido esa misma mañana.
En fin, son de esas historias, que me hacen decir: lo importante no es tener una carrera en la vida- Lo importante es tener una vida y que nos recuerden con cariño las personas que nos hayan conocido aunque no sean de nuestra familia.
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